En la antigua Roma había tres palabras que definían los
rasgos de un líder y de un gobernante. Esas palabras eran “imperium”, “potestas”
y “auctoritas”. El “imperium” era
un poder absoluto propio de quienes tenían capacidad de mando, se trataba
fundamentalmente, de los cónsules y los procónsules. Luego estaba la “potestas”
que era el poder político capaz de imponer decisiones mediante la coacción y la
fuerza. Y, por último, existía la “auctoritas” que era un poder moral, basado
en el reconocimiento o prestigio de una persona.
Evidentemente, hoy en día tanto el “imperum” como la “potestas”
romana se identifican con líderes o gobiernos autoritarios como las dictaduras.
Sin embargo, la “auctoritas” sí está más presente en los gobiernos despóticos
representativos que tenemos. Ese poder moral y el prestigio personal no lo
podemos encontrar de una forma estricta en nuestros representantes ya que es
imposible que sean conocidos personalmente por toda la población, entonces, confiamos
en que al menos tengan una aptitud que argumente esa autoridad para ser un
representante y hablar en nombre de un colectivo. Esa certificación de aptitud
hoy son los títulos universitarios, ya que cuando alguien hace una propuesta para
la sociedad se espera que ese alguien sea una persona preparada y que sabe lo
que dice, si no sería como un parroquiano de bar hablándole a la televisión sin
tener, lo que se entiende hoy como coloquialmente, ni puta idea de lo que
habla, que con un simple “¿y tú quién coño eres para decir eso?” se zanjaría la
conversación, al menos la puramente verbal. Os imagináis un debate político en
el que uno le pueda decir al otro “¿tú quién coño eres para decir todo esto si
tan siquiera tienes estudios que avalen lo que escupe tu boca?”, es decir,
quedaría al oponente sin autoridad. Aunque os parezca raro hay más
representantes de los que creéis, de esos que están decidiendo leyes y gastos,
a los que se les podría callar la boca de esta forma.
Desde hace unos años las nuevas generaciones de este país
(que no os traicione el subconsciente, he dicho “de este país”) está cada vez
más formada y tiene estudios universitarios que les capacitan a argumentar sus
pensamientos e ideas con datos, artículos científicos, leyendo libros clásicos y
actuales que al fin y al cabo sacan de la oscuridad el libre pensamiento. Ya sé
que muchos ni leyendo sacan nada en claro, pero como bien dice el refrán “lo
que la naturaleza no da, Salamanca no presta”.
Es entonces cuando a los representantes políticos se les
acaba el chollo y tiene que tener ese título de autoridad cueste lo que cueste.
Sí, cueste lo que cueste. El pago es lo único que al parecer ciertos
representantes dejan en la secretaría de las universidades y es de esa forma con
lo que comprar una autoridad personal que impide o hace que te pienses en soltarle
a la cara un “¿qué cojones estás diciendo, si no tienes ni puta idea de lo que
hablas?, anda y vete a por una cerveza al bar a calentarle la cabeza a otro” o
cosas peores. Ya que mientras muchos jóvenes nos hemos pasado años estudiando,
preparando exámenes haciendo trabajos y haciendo másteres, sin contar el pago
de pisos fuera de casa y demás. Ciertos señores se han dedicado a tocarse los
huevos, a tirarse meses y años matriculados sin estar en la universidad para
que ahora aparezcan unos sobresalientes y unos másteres bien pagados. Creando
así alumnos de primera y de segunda; los de primera: aquellos que sacan notazas
y títulos sin saber nada y los de segunda que nos tiramos noches y noches
pelándonos con apuntes. Pues, ¿saben qué les digo a las Cifuentes y los Casados
de este país? Que me vais a “comer los huevos” y los estudiantes de segunda
vais a ser vosotros ya que ni yo, ni muchos como yo os vamos a dar autoridad
ninguna, es más, vamos a sacar el ¿qué cojones estas diciendo si no tienes ni
puta idea de lo que hablas? cada vez que salga algo de vuestra mente y lo
hagáis público. Ya que alguien que no se ha formado correctamente no va a venir
a hacerme propuestas de volver a los 80 o a quitar leyes cuando realmente no
tienes ni puta idea, a los 80 te vas a ir tú a empezar los estudios estudiando
de verdad, no te has formado para poder soltar eso, no tienes los conocimientos
ni la autoridad para decir eso, has engañado a tus votantes y has engañado a
mucha gente, en definitiva no tienes “auctoritas” poder moral, basado en el
reconocimiento o prestigio de una persona. Y evidentemente como universitario
de verdad, de lo que estudian y sacan becas no voy a permitir que desprestigiéis
más a la universidad pública de este país, ya que por vuestra culpa nuestros
másteres se ponen en duda. Pues lo dicho señores, ¿qué cojones estas diciendo,
si no tienes ni puta idea de lo que hablas?