viernes, 14 de diciembre de 2018

Los Sans-culottes de chaleco amarillo.


1789 es un número que para el imaginario de toda una nación es el símbolo con el que nace una nueva concepción de Estado, de sociedad, de clase y de poder. Sí, sabemos que aquellos desarrapados llamados Sans-culottes estaban dirigidos y enaltecidos por una burguesía que buscaba su propio beneficio y empezar a tomar como costumbre derramar la sangre de los humildes y desprotegidos de todo sistema social para conseguir sus intereses, pero aquella revolución trajo a Europa la concepción de Estado Moderno; el primer reconocimiento de poder a grupos no nobiliarios, ni clericales y el inicio de la Razón, y sus monstruos como diría Don Francisco de Goya, en la política. 
Muchos son los logros olvidados, como olvidado también es el esfuerzo y la lucha para conseguirlos. Como en aquella frase de <<Que coman pasteles>> nunca pronunciada por María Antonieta, gran fake news -o paparrucha en castellano- de la época, que tuvo una respuesta por parte del Tercer Estado tan contundente que hoy en día la tacharíamos de barbaridad, vandalismo o protestas. En los libros de Historia, esos mamotretos que ni tan siquiera políticos como Rivera -el de ahora, claro está- lee, aparece como un hecho heroico y transcendente. Es cierto que en su época países como el nuestro intentaban vilipendiar todo aquello y hacer oídos sordos, pero como bien dice el refrán: << no se puede tapar el sol con un dedo>>.

Como amante de la Historia la situación que hoy en día se vive en Francia con los chalecos amarillos no deja de traerme al pensamiento todo aquel inicio, aquellas protestas en contra de un poder despótico en el que la economía de unos pocos prevalece sobre las medidas sociales o el bienestar de la sociedad en general. Es pronto para dilucidar si ése movimiento tiene tras de sí algún lobby o algún interesado en la industria del transporte. Pero lo que sí sabemos es que su esfuerzo, su lucha y sus protestas han vuelto a poner de manifiesto una realidad innegable, no hay poder o gobierno que aguante o soporte durante mucho tiempo un pulso contra ese Tercer Estado creado en 1789. Una conciencia que no hay que olvidar que creó en las cortes la tribuna de la izquierda republicana, ya que es al pueblo a quien se le debe tanto su representación como la creación de las medidas sociales que nos han quitado en los últimos años.

El Estado Moderno nació en Francia tras unas protestas, que en aquel momento fue monopolizada por la burguesía, quizá ahora, una vez más, aquellos Sans-culottes hoy con chalecos amarillos nos valga para, al menos, reflexionar. Reflexionar sobre nuestra situación ante el Estado, nuestro comportamiento como sociedad, la concepción y el surgimiento de la izquierda, la fuerza del pueblo y sobre todo la responsabilidad que tenemos como ciudadanos ante el nuevo desafío de la ultra derecha.

En Francia recuerdan y conocen el significado de 1789, en España pocos, muy pocos conocen que hubo un 1823… ¡Vivan las caenas!