lunes, 23 de julio de 2018

Casados y Cifuentes: ¿Qué cojones estás diciendo, si no tienes ni puta idea de lo que hablas?.


En la antigua Roma había tres palabras que definían los rasgos de un líder y de un gobernante. Esas palabras eran “imperium”, “potestas” y  “auctoritas”. El “imperium” era un poder absoluto propio de quienes tenían capacidad de mando, se trataba fundamentalmente, de los cónsules y los procónsules. Luego estaba la “potestas” que era el poder político capaz de imponer decisiones mediante la coacción y la fuerza. Y, por último, existía la “auctoritas” que era un poder moral, basado en el reconocimiento o prestigio de una persona.


Evidentemente, hoy en día tanto el “imperum” como la “potestas” romana se identifican con líderes o gobiernos autoritarios como las dictaduras. Sin embargo, la “auctoritas” sí está más presente en los gobiernos despóticos representativos que tenemos. Ese poder moral y el prestigio personal no lo podemos encontrar de una forma estricta en nuestros representantes ya que es imposible que sean conocidos personalmente por toda la población, entonces, confiamos en que al menos tengan una aptitud que argumente esa autoridad para ser un representante y hablar en nombre de un colectivo. Esa certificación de aptitud hoy son los títulos universitarios, ya que cuando alguien hace una propuesta para la sociedad se espera que ese alguien sea una persona preparada y que sabe lo que dice, si no sería como un parroquiano de bar hablándole a la televisión sin tener, lo que se entiende hoy como coloquialmente, ni puta idea de lo que habla, que con un simple “¿y tú quién coño eres para decir eso?” se zanjaría la conversación, al menos la puramente verbal. Os imagináis un debate político en el que uno le pueda decir al otro “¿tú quién coño eres para decir todo esto si tan siquiera tienes estudios que avalen lo que escupe tu boca?”, es decir, quedaría al oponente sin autoridad. Aunque os parezca raro hay más representantes de los que creéis, de esos que están decidiendo leyes y gastos, a los que se les podría callar la boca de esta forma.

Desde hace unos años las nuevas generaciones de este país (que no os traicione el subconsciente, he dicho “de este país”) está cada vez más formada y tiene estudios universitarios que les capacitan a argumentar sus pensamientos e ideas con datos, artículos científicos, leyendo libros clásicos y actuales que al fin y al cabo sacan de la oscuridad el libre pensamiento. Ya sé que muchos ni leyendo sacan nada en claro, pero como bien dice el refrán “lo que la naturaleza no da, Salamanca no presta”.

Es entonces cuando a los representantes políticos se les acaba el chollo y tiene que tener ese título de autoridad cueste lo que cueste. Sí, cueste lo que cueste. El pago es lo único que al parecer ciertos representantes dejan en la secretaría de las universidades y es de esa forma con lo que comprar una autoridad personal que impide o hace que te pienses en soltarle a la cara un “¿qué cojones estás diciendo, si no tienes ni puta idea de lo que hablas?, anda y vete a por una cerveza al bar a calentarle la cabeza a otro” o cosas peores. Ya que mientras muchos jóvenes nos hemos pasado años estudiando, preparando exámenes haciendo trabajos y haciendo másteres, sin contar el pago de pisos fuera de casa y demás. Ciertos señores se han dedicado a tocarse los huevos, a tirarse meses y años matriculados sin estar en la universidad para que ahora aparezcan unos sobresalientes y unos másteres bien pagados. Creando así alumnos de primera y de segunda; los de primera: aquellos que sacan notazas y títulos sin saber nada y los de segunda que nos tiramos noches y noches pelándonos con apuntes. Pues, ¿saben qué les digo a las Cifuentes y los Casados de este país? Que me vais a “comer los huevos” y los estudiantes de segunda vais a ser vosotros ya que ni yo, ni muchos como yo os vamos a dar autoridad ninguna, es más, vamos a sacar el ¿qué cojones estas diciendo si no tienes ni puta idea de lo que hablas? cada vez que salga algo de vuestra mente y lo hagáis público. Ya que alguien que no se ha formado correctamente no va a venir a hacerme propuestas de volver a los 80 o a quitar leyes cuando realmente no tienes ni puta idea, a los 80 te vas a ir tú a empezar los estudios estudiando de verdad, no te has formado para poder soltar eso, no tienes los conocimientos ni la autoridad para decir eso, has engañado a tus votantes y has engañado a mucha gente, en definitiva no tienes “auctoritas” poder moral, basado en el reconocimiento o prestigio de una persona. Y evidentemente como universitario de verdad, de lo que estudian y sacan becas no voy a permitir que desprestigiéis más a la universidad pública de este país, ya que por vuestra culpa nuestros másteres se ponen en duda. Pues lo dicho señores, ¿qué cojones estas diciendo, si no tienes ni puta idea de lo que hablas?




domingo, 22 de julio de 2018

La democracia, zumo de pis.


Imaginemos que entramos en un bar y pedimos un zumo y nos presentan un bote fresquito y con una pajita y como somos un poco curiosos nos ponemos a ver qué lleva. Resulta que ese zumo en realidad lo que menos lleva es zumo, es más, nos han meado en el bote. Con nuestro modo de gobierno pasa lo mismo, creemos que estamos en democracia y al analizarla nos damos cuenta de que no es democracia. Siempre hemos escuchado o leído en algún sitio que la democracia es el “poder del pueblo” y que es el sistema político en el que vivimos; el que usamos cada día. Pues lamento decirle, querido lector, que una de las dos afirmaciones es totalmente falsa y la otra, ciertamente imprecisa. Sí, ha vivido pensando que bebía zumo.
Según el imaginario popular, la democracia que tenemos hoy en día viene de la democracia ateniense del siglo V a.C. ¿cómo era esa democracia?
  • - Los elegidos para gobernar no eran exactamente elegidos, sino que eran seleccionados mediante sorteo entre aquellos que se presentaban a un cargo. Es decir, nadie les votaba y por tanto no hablaban ni actuaban en nombre del pueblo, sino que consultaban a este sus propuestas.
  • -  Los que se presentaban eran sometidos a una investigación para constatar su aptitud.
  • - Podían ser exiliados mediante el ostracismo o ejecutado por tomar ciertas decisiones que perjudicaran a la ciudad.
  • -  La decisión final sobre las propuestas la tomaba la Asamblea en consenso. No había partidos políticos como los conocemos hoy en día.
  • -Todos los miembros de la  Asamblea podían ser seleccionados y tenían la obligación de presentarse a algún cargo alguna vez.
  • -  Cabe destacar que dichos participantes eran únicamente varones.

Eso es lo que en general se sabe, pero hay más:

  • -        La sociedad y economía  ateniense del momento era esclavista. Sí, tenían esclavos para trabajar en el campo y en las labores domésticas. El curro duro lo hacían otros.
  • -     En la maravillosa  y democrática Asamblea no estaban todos los ciudadanos y residentes. Ni esclavos, ni mujeres, ni extranjeros, ni residentes no pertenecientes a familias atenienses eran considerados ciudadanos y por tanto, no tenían ni voz ni voto.
  • -      La democracia ateniense jamás fue más allá de aquella ciudad-estado y mucho menos, llegó hasta nuestros días.
  • -      Cuando se realizaban estructuras de gobiernos superiores a la polis ateniense, como ligas o coaliciones con otras polis, el modo designado para tomar decisiones era mediante representantes elegidos, algo parecido al sistema que tenemos ahora, pero no era democracia, ya que no había una asamblea de ciudadanos que decidiera, y no se podía exiliar, ni ejecutar a los que conformaban aquellas coaliciones.
  • -       Grandes pensadores del momento como Platón o Aristóteles estaban en contra de éste tipo de gobierno.
       Vaya, parece que los propios griegos se dieron cuenta que ese sistema no valía para grupos más grades al de una ciudad y encima tenían esclavos para que pudieran tener más tiempo libre y meterse en la política de su ciudad. Entonces si eso es la democracia y no valía para grupos que se uniesen en grandes entidades ¿Por qué llamamos democracia a algo que los atenienses del siglo V a.C. sabían que no era viable para grandes comunidades? Cuando pensamos que el zumo viene de la fruta, nos damos cuenta que de la fruta solo hay una pequeña parte concentrada, lo demás es otra cosa que en vez de zumo bien podría ser pis.
     Entonces si lo que tenemos hoy en día no es esa democracia y no se le parece, ¿Qué estamos bebiendo? Pues los verdaderos ingredientes que estamos tomando vienen del siglo XVIII d.C. Dónde la burguesía modifica la forma de llegar al poder de la monarquía para ponerse ellos en su lugar. Es decir si antes había un rey en el que se concentraba todo ahora ese rey es cambiado por un gobierno de burgueses que se eligen entre ellos. Sí entre ellos.
  • -        El poder y la toma de decisiones estaban en el parlamento y en sus integrantes.
  • -        Para ser miembro del parlamento y para votar tenías que ser varón, mayor de 25 años, con ingresos y propiedades capaces de mantenerte.
  • -        No consultaban al resto de la población. (Despotismo)
  • -        Los designados para gobernar eran elegidos, no por sorteo.
  • -        El que elegía a los gobernantes no era el pueblo, sino los propios parlamentarios.
  • -        La mayoría de población no tenía ni derecho a votar, ni a decidir.
  • -        No se valoran las aptitudes para gobernar.
  • -        La estructura es la misma que en los reinos medievales, tan solo cambia el elenco.
  • -        Muchos de sus ideólogos rechazaban la democracia.

   Aquí nacen los verdaderos aditivos de lo que bebemos y llamamos zumo, y sí, ha leído bien, muchos de sus ideólogos ya sabían que esta forma de gobierno no era democracia y que no era válida para la nueva sociedad. ¿Y cómo se llamaban? Gobiernos representativos, algo similar a la estructura que utilizaban en la antigüedad cuando varios territorios se unían para crear confederaciones, ligas o coaliciones. Sí, eso mismo que los propios griegos decían que no era democracia.

Este sistema de gobiernos representativos es el que ha llegado a la actualidad con ciertas modificaciones. Hoy en día puede votar toda la población legal de un territorio con mayoría de edad y los parlamentarios ahora se dividen en partidos políticos debido a uno de los ingredientes más importantes del nuevo zumo, la sociedad de masas. La sociedad de masas es la agrupación por ideologías de las masas que se materializa en los partidos políticos, que no dejan de ser esos representantes a los que votamos para decidan, gobiernen y creen las leyes que no se nos consultan. Por lo tanto no tenemos una democracia tenemos una representación que se basa en:

  • -        La elección del gobierno es mediante representantes, sin la posibilidad de elegir directamente al gobierno.
  • -        La elección del gobierno la hacen los parlamentarios de entre sus miembros.
  • -        La única opción activa es el voto a los partidos políticos.
  • -       Al pueblo se le dota de infraestructuras, instituciones, justicia y leyes sin que se les consulte ni tengan participación en su creación o elaboración.
  • -       No se puede fundamentar la aptitud de los cargos.

    Claramente esto no es democracia, el poder del pueblo es relegado al voto, solo puede elegir qué representantes van a decidir sobre las leyes, el gobierno, los gastos, etc., que no sabemos si son aptos para desempeñar esos cargos y sin que el pueblo pueda formar más parte activa en toda la política. Muchos pensarán que entrando en los partidos políticos puedes participar en política, pero en la situación actual donde los partidos están perdiendo su militancia y los ciudadanos no son capaces en su mayoría de identificarse con los propios partidos, esa mayoría no podría estar en un partido político sin perder gran parte de su libre pensamiento. Ya que hay propuestas de ciertos partidos que nos pueden gustar y también de otros partidos parecidos o totalmente opuesto. Pero no se nos consulta sobre esas propuestas.
  • -     Hoy en día el pueblo no tiene el poder:
  • -        No es consultado sobre las decisiones que se toman.
  • -        No forma parte de la elaboración de las leyes ni del gasto.
  • -        La parte más activa del pueblo es votar a unos representantes.
  • -        Si no es a través de los partidos políticos no se puede intervenir en la política.
  • -        Se dota al pueblo con infraestructuras, instituciones, justicia, universidades, etc. pero sin la capacidad de ser consultados o escuchado. Es decir al pueblo se le da todo, pero sin consultar o escuchar, es un “todo para el pueblo, pero sin el pueblo”, es un despotismo.

    El zumo que bebemos no  podemos llamarlo zumo, es otra cosa con otro nombre. No podemos llamar democracia a los que no lo es. Es un gobierno representativo que actúa de forma despótica con respecto al resto de la población, por lo tanto nuestro sistema político es un Despotismo representativo (sé que suena mal pero es lo que es). Sé que no se vendería igual un producto llamado “Pis fresquito” en vez de zumo. Pero sería una forma más honesta de mostrarnos qué estamos bebiendo.

   La democracia, como el zumo de verdad, solo la encontramos en casa, donde podemos coger la fruta y exprimirla para conseguir zumo de verdad. En casa, con nuestros amigos y compañeros donde podemos elegir entre todos qué película vas a ver al cine, a qué restaurante vamos a cenar o a dónde nos vamos de vacaciones.

   Con esto no quiero decir que esté en contra o a favor del Despotismo representativo, tan solo mostrar que no es democracia y que honestamente no se le puede llamar así. Decir que lo que hay en el bote con pajita del bar no es zumo no va impedir que la gente siga consumiéndolo, pero que al menos sepa lo que es y decida cómo debe llamarla, pues solo cuando sabes la receta y lo que es, puedes mejorarla.