Últimamente estamos viendo en los
medios de comunicación y en las redes sociales como el franquismo está
encontrando un espacio muy amplio y con una proyección social bastante mayor de
la que hasta ahora tenía. Ese espacio es el que ha creado en los últimos años
la posverdad, esa nueva forma de introducir datos, documentos, afirmaciones,
incluso hechos históricos que son falsos.
Vemos en la televisión cómo hay ciertas personas llevando el negacionismo y el
revisionismo de la dictadura de una forma vehemente y que muchos desconocedores
y alienados aprovechan para afianzar, sin rigor ninguno, unas creencias y un
discurso que mucha gente empieza divulgar sin saber que es falso y que está
expandiendo la posverdad.
Hoy en día se está poniendo en
duda que el franquismo haya sido una dictadura, que haya cunetas con
represaliados, que había pobreza, que había asesinatos por el mero hecho de
pensar de una forma diferente, incluso que la “democracia” republicana era peor
que la dictadura a nivel cultural y social. Es más, se ha llegado a negar
fusilamientos en la dictadura. Al parecer eso ya no es verdad, no ocurrió… todo
aquello que tribunales internacionales y europeos han constatado, no ocurrió. Y
¡ojo!, no me refiero a los hechos ocurrido durante la Guerra Civil, me refiero
a lo que se hizo y se constata hoy en día por historiadores, abogados, fiscales,
etc…durante el franquismo; el tiempo en el que un general felón a su juramento,
sublevado a una “democracia” y con crímenes contra la humanidad y contra la paz
reflejados en una resolución de la ONU, la 39/1946 más concretamente, ha
realizado de forma fehaciente y que ahora se quiere poner en duda por personas
con escasa formación y con un nivel torticero digno de los esperpentos de Don
Valle-Inclán.
La verdad, el rigor, la
contrastación, la Historia y el Derecho se están eliminando y corrompiendo en
pro de discursos lleno de falsedades, intención torticera, falta de respeto, de
criterio e ignorancia. Discursos que están encontrando un amplio lugar en los
matinales y en los periódicos que con tal de subir su audiencia llevan a
personas con un calibre moral y formación nula o limitada, donde se ríen las
gracias a una señora que le pone de nombre “Claudillo” a un gato y que defiende
sin más ánimo que mentir y crear una falsa idea de la realidad y de la Historia
un franquismo en pleno siglo XXI. Este ejemplo -entre otros- plasma el peligro
que para nuestra sociedad plural está creando la Posverdad con el franquismo,
ya se está introduciendo una duda sin criterio ni contrastación sobre temas
realmente sensibles y que no debemos olvidar. Pero hay que recordar que el franquismo
ya está acostumbrado a moverse entre estos cienos donde puede verter falsedades
sin pudor. En los años 40 ya se realizó una purga en las universidades
españolas para eliminar a los catedráticos de Historia y de otras ramas y
conseguir imponer una falsedad como verdad. No hay que olvidar como la extrema
derecha de este país se ha apropiado de símbolos históricos como la cruz de
borgoña, bandera enarbolada por nuestro país y los tercios mucho antes que
naciera el fascismo, elementos que de manera torticera quieren identificar con
ideologías y con el propio Franquismo que nos pertenecen a todos los españoles
y que tenemos la obligación de cuidar y conocer para evitar que pasen cosas
como las que hoy en día ocurren con la bandera y el himno nacional, pieza que
según la leyenda fue regalada por Federico II de Prusia y que hoy en día parecen
elementos de una ideología rancia y fascista, cuando en verdad no es así.
El franquismo sabe cómo mentir y
cambiar la Historia ya que lo ha hecho siempre, ahora utiliza la Posverdad para
crear una imagen y reescribir nuestro pasado. Para crear un presente donde
vuelva a tener cabida en nuestro día a día. La única forma de combatirlo es mediante
la verdad, la contrastación y el conocimiento. Que al parecer no tiene mucha
cabida en los medios de comunicación donde se prefiere llevar y dar más bombo a
señoras con gatos que a personas formadas y honestas.